[id caption = "attachment_36808" align = "aligncenter" width = "580"] Image credit: Center for American Progress Crédito de la imagen: Center for American Progress[/caption]

La actual campaña presidencial en Colombia, con Oscar Ivan Zuluaga y Juan Manuel Santos como principales candidatos, ha sido etiquetada como las más sucias en los últimos años. Mirando más allá de la política sucia, sin embargo y allí es evidencia de que esta campaña apunta hacia una falta de estabilidad real dentro de la colombiana "la democracia".

La campaña se ha visto, entre otras interceptaciones ilegales de cosas de las comunicaciones de los miembros del gobierno y el proceso de paz en la Habana, por los miembros del partido de Zuluaga, el Centro Democrático. Esta fiesta representa el legado del ex presidente Uribe. Las instituciones judiciales en Colombia están actualmente investigando el propósito de estas intercepciones: parece que han sido destinados a socavar el actual proceso de paz con las FARC en la Habana y para apoyar la campaña presidencial de Zuluaga.

Incluso antes de comenzar el proceso, parte de Zuluaga amenazó con dejar de reconocer los resultados de las elecciones. Tal vez este interesante movimiento político pretende erosionar la legitimidad del Santos, pero en un país que ya se ocupan de una guerra civil, es un símbolo de la absoluta irresponsabilidad.

Ex presidente Uribe ha denunciado (aunque no cualquier evidencia favorable-a pesar de la petición de la Procuraduría general) el uso de los recursos de capos del narcotráfico en la campaña del Presidente Santos en 2010 (cuando fue elegido bajo la bandera de continuar las políticas de Uribe). El ex Presidente ha sido un fuerte crítico del actual proceso de paz y las posibilidades de negociaciones con las FARC, como la negociación puede ser vista por algunos sectores de la opinión pública colombiana como debilidad y derrotismo.

Hablando objetivamente, el gobierno de Santos en los últimos años ha sido buena para la democracia colombiana: el cambio en el poder y la asignación de posiciones vitales dentro de las instituciones colombianas más allá del control del círculo interior del ex presidente Uribe ha ampliado los debates y abrió posibilidades para la disidencia que estuvieron ausentes entre 2002 y 2010. Además, el Gobierno ha reducido la pobreza y es actualmente aplicar ley de la víctima ambicioso hacer reparaciones a las víctimas del conflicto en Colombia, dando derechos y una voz a los civiles atrapados en el fuego cruzado de la violencia entre guerrilleros, ejércitos de extrema derecha, narcotraficantes y el gobierno. Es más común ver protestas en Colombia ya que fue en 2006 - un símbolo de una democracia vibrante.

Sin embargo el Presidente Santos es todo un personaje impopular, visto como débil y elitista por sectores de la población colombiana que lo han visto pasar por alto las grandes protestas de campesinos y tratar de reformas legales que coqueteó con el estilo autoritario de su predecesor. Sin embargo, su compromiso con la paz ha hecho poner fin al conflicto entre sus políticas más grandes. Y tal vez si se desarrolla el proceso de paz, será un legado histórico para Colombia, fin de la guerra civil más larga duración en el mundo.

Estas tensiones entre los candidatos ha llevado a la opinión pública a votar contra un candidato en lugar de para o en contra de un conjunto de ideas o programas, una tendencia en la democracia colombiana desde mediados de los años 1950. Colombia ha sido representado y retratado - y se nos ha enseñado que en la escuela - como una democracia estable, sin un legado de las dictaduras, a diferencia de la mayoría de los países de América Latina que fueron conducidas por las dictaduras entre 1960 y 1990.

Sin embargo, si uno evalúa cuidadosamente la historia de las elecciones presidenciales en el país, el panorama es más oscuro y el velo de la democracia en el sistema colombiano comienza a agitarse. En la campaña presidencial de principios de los 90 tres candidatos fueron asesinados por las fuerzas de ala derecha, cerrando una década en la que ocurrió el asesinato de casi 3.000 integrantes de un partido de izquierdas (la "Unión Patriótica"-Unión Patriótica). En 1994 la elección fue infiltrada por los traficantes de drogas y las consecuencias de la campaña vieron el SIDA más cercano del candidato electo, Presidente Samper, reconociendo que el dinero de capos de la droga entró y financió la campaña. En 1998 las próximas elecciones presidenciales vieron la elección del Presidente Pastrana, en gran parte debido a la impopularidad de sus contendientes y la promesa de un proceso de paz con las FARC. Pastrana intentó un proceso de paz con las FARC, pero fracasó debido a la falta de interés en la negociación por parte de las FARC.

El nuevo milenio vio el crecimiento de los paramilitares y su expansión en todo el país, y la elección de 2002 vio el Presidente Uribe asumió el cargo en un período donde los paramilitares (extrema derecha-capos ejércitos privados) controladas o tenían influencia en alrededor del 30% del Congreso. Uribe fue elegido bajo un programa de traer orden al país y llevar a la guerrilla a la mesa de negociación por el uso de la fuerza. Uribe fue fiel a su promesa y, partiendo de la capacidad militar construida por el Presidente Pastrana, logró debilitar a la guerrilla. Sin embargo, logró esto con un estilo autoritario. La elección de 2006 vio un cambio dramático en las instituciones colombianas como Presidente Uribe reformó la Constitución para permitir su reelección. Esto afectó el equilibrio de poder, teniendo en cuenta que los periodos establecidos controles y balances en el sistema político colombiano se basaban en la premisa de que el Presidente sería no ser reelegido. Por lo tanto, en 2006 cuando Uribe fue reelegido más del gobierno instituciones estaban dentro de su alcance e influencia.

En 2010, la elección del Presidente Santos vio la acusación de una campaña sucia hacia el candidato del partido verde por el candidato Santos. Esto vino en un período donde los colombianos vinieron a darse cuenta de la magnitud de los esfuerzos y los compromisos de las instituciones en la búsqueda de una derrota militar de la guerrilla.

Como la presencia de los paramilitares se hizo más evidente en la vida pública, y el país estaba llegando a un acuerdo con el hecho de que algunos miembros de las fuerzas armadas habían matado a civiles y los presentó como guerrilleros, la opinión pública colombiana estaba en una encrucijada entre la continuación de las políticas de Uribe en el fin de alcanzar la "solución final" al conflicto y un cambio de dirección. El resultado se definió en última instancia por la falta de capacidad política del candidato Santos.

Dicho esto, es necesario aclarar que esto no justifica la existencia de las FARC. Cabe señalar que la existencia de las FARC se ha utilizado como excusa para justificar la existencia de ejércitos privados, o la reducción de las libertades en la búsqueda de una victoria militar sobre las FARC. En un sentido la relación entre el gobierno y las FARC es circular: la élite política actual encuentra justificación por su mediocridad y su existencia en las FARC; las FARC se justifica sobre la base de problemas con la democracia colombiana. Por esta razón el proceso de paz podría definir el futuro del país - lograr paz con las FARC será marcar el final de las excusas para la falta de capacidad y responsabilidad del gobierno y abrir la posibilidad de verdadero liderazgo a ser ejercido por las élites colombianas para afrontar los problemas reales del país. Tener la segunda mayor población desplazada en el mundo y el tercer índice más alto de desigualdad en el planeta, los retos son evidentes. A la luz de estos desafíos, el actual Presidente está apuntando en la dirección correcta.

Quizás esto puede explicar la gran cantidad de editoriales y editoriales apoyando el actual Presidente Santos, incluso de los detractores stark. Un tema recurrente parece ser el hecho de que editores y periódicos que no se comprometa la libertad de expresión bajo el gobierno de Santos (recuentos de un columnista le llama incompetente en sus últimos 25 columnas sin ningún tipo de temor o remordimiento), y que la democracia se haría mejor que bajo Zuluaga.

No importa cómo cliché esto puede sonar: en la 15th June Colombia es elegir el futuro de su democracia.