Mujeres rescatando niños y construyendo paz en Catatumbo, Colombia.
En la región colombiana del Catatumbo, incluso los más pequeños actos de solidaridad son atesorados por las Madres del Catatumbo por la Paz. En ocasiones, cuando una de las mujeres del grupo tiene necesidad de consuelo, las otras le tararean y mecen suavemente en una canción de cuna – el arrullo – una nana con la que normalmente se calma a los bebés. Muchas han perdido a seres queridos, han huido de sus hogares o han sido testigos del reclutamiento de sus hijos/as por parte de grupos armados. Este apaciguador ritual transforma el dolor individual en un duelo compartido – un símbolo de paz en una región históricamente marcada por el conflicto.

Pero la misión del grupo va mucho más allá de breves momentos de consuelo.
Juntas, las madres defienden la paz a través del diálogo, marchas, talleres y educación. Su principal misión es rescatar niños/as de los grupos armados y prevenir que otros/as sean reclutados.
Como la directora y fundadora de la organización, Carmen García, afirma: “Nosotras no parimos hijos e hijas para la guerra”.
Una región marcada por el conflicto
El conflicto armado colombiano que ya cuenta con más de seis décadas implicó diferencias ideológicas y enfrentamientos violentos entre guerrillas de izquierda, fuerzas estatales y paramilitares de derecha. A pesar de los Acuerdos de Paz del 2016 entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el gobierno, la violencia permea todavía en el país. Mientras la mayoría de los miembros de las FARC atendieron al desarme, algunas disidencias continúan luchando, tal y como hicieron grupos preexistentes como el Ejército de Liberación Nacional y nuevos grupos armados criminales.
En el Catatumbo, lo que comenzó como un conflicto ideológico se ha convertido en una violenta disputa por el territorio, las plantaciones de coca (el ingrediente principal de la cocaína), y las rutas del narcotráfico. El Catatumbo también ha enfrentado el histórico abandono del Estado, con una severa falta de empleo formal y acceso comprehensivo y seguro a la educación – incrementando el poder de reclutamiento de los grupos armados.
Pero son las comunidades locales quienes terminan cargando con el peso del conflicto y del abandono. Los hombres son en ocasiones obligados a luchar, mientras las mujeres enfrentan la violencia sexual y física, y las familias se dividen – hay personas que tienen un hijo en un grupo armado, y otro en el contrario. Mientras tanto, niños de apenas diez años son manipulados para unirse a grupos armados mediante promesas de dinero o un teléfono nuevo, mientras otros son llevados a la fuerza o amenazados.
“Le muestran la foto de la mamá o el papá, y dicen 'si quieres que esté con vida, empieza el entrenamiento' ” – explica Adriana Mantilla, una de las mujeres de Madres del Catatumbo, para quien se utiliza un seudónimo por razones de seguridad, ya que algunas mujeres en el grupo han recibido amenazas por su trabajo.
Protegiendo infancias a través de la paz
Años de abandono estatal y violencia han empujado a las comunidades – y a personas como García – a sembrar esfuerzos para defender los derechos y construir paz.
García creció rodeada de dolor: de las lágrimas de madres y mujeres en duelo, de las muertes de familiares y amigos – incluyendo su marido, un civil, asesinado por los militares.
Cuando se dio cuenta de que el Estado no iba a salvar a los niños/as del Catatumbo, decidió actuar.
En el 2018, fundó Madres del Catatumbo por la Paz. Las mujeres – al principio 36 – organizaban clases de deporte y actividades para los niños/as, usando su propio dinero para los premios. Dispusieron un refugio y una escuela para niños/as que estaban fuera de la educación formal, ofreciéndoles protección y cuidados.
Pero ayudar a niños/as dentro de los grupos armados fue más difícil. Para ello, hizo contacto con las mujeres familiares de los comandantes. “Les dije: Usted no pudo salvar a tu hijo porque no creo que vuelva a ser lo mismo pero ayúdeme a salvar a los hijos de otras mamás. Vuélvase madres de Catatumbo.”
Muchas estuvieron de acuerdo – y las mujeres también llegaron a un consenso con los grupos armados: si un niño/a era menor de 14 años y se quería ir, los comandantes se los devolverían a sus madres, “eso fue un acuerdazo”, afirma García, pero explica que no todos los comandantes han cumplido con este acuerdo.
Hasta ahora, las madres han rescatado a más de 250 niños/as – 60 sólo en 2025 -, y han prevenido el reclutamiento de cientos más.
Cuando una mujer se da cuenta de que un niño/a está en peligro, avisan por mensaje a otras mujeres para alertarlas. “Cuando se desactiva la alarma, ya alcanzamos a sacarlos del pueblo, los guardamos en una casa o los escondemos a la familia” explica Adriana. "Se activa la ruta por medio de la alcaldía para que se le brinden garantías de estar en otro lugar."
Lo que comenzó como una pequeña red es ahora un movimiento de 800 mujeres, trabajando para rescatar niños y construir paz, lo que incluye colaborar tanto con organizaciones de base comunitaria e internacionales, tales como la ONU y Cruz Roja.
Dolor y construcción de paz en medio del aumento de la violencia
Pero a pesar del éxito, los contratiempos persisten. En enero de 2025, una masacre mató al menos a 80 personas – la más mortal desde 1997 – desplazando rápidamente a más de 50,000 personas en medio del enfrentamiento entre el ELN y el grupo disidente de las FARC, el Estado Mayor Central (EMC). Organizaciones nacionales e internacionales manifestaron su preocupación ante el aumento de niños vulnerables al reclutamiento.
Este acontecimiento llevó al grupo a sufrir una mayor reducción de los fondos - los cuales dependen de donaciones y dinero recolectado a través de rifas y actividades con las comunidades locales - añadido al intento de ayudar a aquellos desplazados en necesidad de productos de emergencia. Además, a pesar de que la retirada de grandes donantes como USAID no les afectó directamente, dejó muchos proyectos locales sin soporte financiero esencial, exacerbando una crisis que ya contaba con escasos recursos.
El grupo además sufre continuos esfuerzos por ser silenciado - principalmente a través de intimidaciones individuales, fuera de los grupos armados, en redes sociales - quienes tratan de promover una imagen falsa de la paz en el Catatumbo para asegurar así inversión gubernamental para proyectos de seguridad y desarrollo.
Las Madres del Catatumbo por la Paz han utilizado en repetidas ocasiones las redes sociales para hacer llamados por la paz. En una carta abierta a los grupos armados ELN y EMC, instaron al “diálogo, no las balas”, un mensaje que retuiteó el presidente Gustavo Petro, llamando a otros a escuchar.
Cuando el presidente Petro tomó la presidencia en el 2022, prometió acabar con el conflicto a través de la negociación con todos los grupos, marcando una ruptura con pasados enfoques militares. Sin embargo, los diálogos han fracasado repetidamente.
A pesar de las promesas rotas, Madres del Catatumbo continúan rescatando niños/as y abogando por nuevas oportunidades para la comunidad y la juventud de la región. En mesas de negociación, las madres se relacionan con una diversa variedad de actores, incluyendo los gobiernos nacional y local. Ellas mismas se han educado en la ley colombiana de Víctimas (Ley 1448), la cual garantiza acceso a reparación, restitución de tierras y participación en procesos de paz.
La participación en mesas redondas de víctimas - donde supervivientes del conflicto defienden sus derechos - y los consejos de paz locales organizados por líderes y lideresas comunitarios, grupos de mujeres, ONGs y funcionarios del gobierno, ha dado resultados tangibles. Esto incluye la creación de canales oficiales para reportar amenazas, violencia y reclutamiento de niños/as. Tener un mecanismo formal es un paso esencial, ya que permite al grupo documentar abusos, presionar para obtener respuestas institucionales y demandar responsabilidad.
Este acuerdo - tanto con actores externos como con la propia comunidad - es también una fuente de fortaleza para las propias mujeres.
"En estos momentos estamos trabajando en empoderarnos como mujeres, como lideresas, en acompañarnos en talleres psicosociales”, dice García. Los vínculos que han construido fomentan la sanación y apoyan su resiliencia, incluso cuando estas mujeres vienen de comunidades y familias divididas por el conflicto. "Lo más lindo es que todavía se aman y se hablan a pesar que sus hijos están en enfrentamiento. Ellas no tienen ningún resentimiento con la mamá."
Para las Madres del Catatumbo, la paz significa más que supervivencia – significa garantizar un futuro donde las canciones de cuna se canten a los niños para hacerlos dormir, y no para apaciguar el dolor de una madre.

Enlaces adicionales
Madres del Catatumbo
https://www.facebook.com/people/Madres-del-Catatumbo-por-la-Paz/100071726635547/
Peace deal
https://www.cancilleria.gov.co/sites/default/files/Fotos2016/12.11_1.2016nuevoacuerdofinal.pdf
UN displacement figures
Children vulnerable to recruitment - Save the Children
https://www.savethechildren.net/news/more-46000-children-out-school-catatumbo-region-colombia-facing-threats-kidnapping-recruitment
Total Peace - Council on Foreign Relations
https://www.cfr.org/blog/total-peace-dead-petro-partial-peace-best-remaining-option
Colombia Victims’ Law
https://www.unidadvictimas.gov.co/wp-content/uploads/2021/03/law1448of2011-perspectivesonthesatisfactionoftherightsofvictimsabroad.pdf

