[id caption = "attachment_48703" align = "aligncenter" width = "580"] Burundian refugees in Rwanda. Image credit:  EU/ECHO/Thomas Conan Los refugiados burundeses en Ruanda. Crédito de la imagen: EU/eco/Thomas Conan[/caption]

[destacado] Burundeses no tienen otra alternativa: deben continuar buscando una solución consensuada a través del diálogo y rechazando la violencia en todas sus formas. [/standout] Desde tarde abril, cuando Burundi de sentado el presidente anunció su candidatura para un tercer mandato, Burundi ha vivido con una atmósfera de violencia, la tensión política y la crisis electoral. Esto no impidió que el gobierno seguir adelante con las elecciones legislativas y municipales previstas el 29 de junio.

En un contexto agitado y boicoteadas por la oposición, la encuesta tuvo una participación variada en las provincias. Se caracterizó por una serie de irregularidades que van desde retrasos en la apertura de las mesas electorales a los disturbios relacionados con la inseguridad, actos de intimidación y acoso a los votantes en algunas áreas. Estos factores están lejos de ser ideal para garantizar elecciones libres, creíbles y transparentes.

Más allá de estas controvertidas elecciones, s que no son tranquilizadoras para la paz nacional y la estabilidad regional, la organización de las elecciones puede interpretarse como una expresión de la fuerza de gobierno que desafía y pone en peligro los pocos avances democráticos obtenidos hasta el momento desde el final de la guerra civil. Por delante de las elecciones hubo reiterados llamamientos de la sociedad civil, la oposición y la comunidad internacional para un calendario electoral consensuado.

La celebración de elecciones comunales y legislativas - y si nada cambia las presidenciales el 15 de julio - en un contexto de miedo, intimidación y violaciones repetidas de los derechos humanos y sin la participación de la oposición, es probable que empeorar la crisis de Burundi. Más preocupante es el desarme de partes vinculados a políticas de grupos de jóvenes armados no ha tenido lugar y siguen los rumores de una rebelión en preparación a extenderse en la capital de Bujumbura, Burundi.

[destacado] Tentaciones para un conflicto armado son reales, en ausencia de condiciones mínimas para garantizar elecciones creíbles, transparentes e incluyentes. [/standout] Mientras que las manifestaciones en Bujumbura y en algunas provincias han perdido impulso tras la represión policial violenta, está claro que las tentaciones para un conflicto armado son reales, en ausencia de condiciones mínimas para garantizar elecciones creíbles, transparentes e incluyentes. ¿Tendrán éxito los esfuerzos de la facilitación en Bujumbura y la comunidad del África Oriental en Dar-es-Salaam para evitar este escenario de pesadilla para el país?

Nada es seguro en esta etapa, pero los actores políticos - ya sea desde el gobierno o la oposición - que niegan el diálogo y fomentar el uso de la violencia y caminos unilaterales se celebrará principalmente responsables por el deterioro político y de seguridad. Burundeses no tienen otra alternativa: deben continuar buscando una solución consensuada a través del diálogo y rechazando la violencia en todas sus formas.